miércoles, 16 de octubre de 2013

La historia del fantasma del desván

Bueno, pues esta "tonta" historia lleva rondándome por la cabeza un par de días, puede que semanas, y por fin he buscado un hueco con motivación para ponerme a plasmarla, y compartirla con ustedes. Espero que os guste.


La historia del fantasma del desván:

<<Lentamente fui subiendo cada escalón de aquellas escaleras mientras no dejaba de preguntarme por qué demonios lo estaba haciendo. A lo lejos en el desván no dejaba de oírse un crujir de madera, de manera constante y pausada. Mi curiosidad me empujaba cada vez más arriba, pero mi mente no dejaba de recordarme con la mayor nitidez posible cada palabra de las historias que mi tío nos contaba en las acampadas... historias procedentes de desvanes vacios y de fantasmas errantes, historias que siempre terminaban en el desván de la casa de los abuelos... historias que me habían provocado tal temor que nunca había conseguido subir allí arriba yo sólo y menos aún con los escasos rayos que dejaba el atardecer que precedía a la oscuridad de la noche.

Para mi desgracia recordé la peor historia que podía recordar en ese momento, la de un fantasma que vivía en el desván, una señora mayor que no dejaba de tejer y tejer sentada en su mecedora. Dicho así no sonaba nada terrorífico, pero el relato de mi tío continuaba con el trágico final de la señora, relacionado con agujas puntiagudas y peligrosas, y la participación de un niño pequeño. Por eso, relataba mi tío, "la señora odiaba a los niños, porque por culpa de uno de ellos había perdido su vida", y continuaba explicándonos que lo que tanto y tanto tejía eran sacos para meterlos dentro. Como todo buen narrador de historias de miedo, mi tío sabía muy bien dónde tenía que poner mayor énfasis en el relato, para que nuestras pequeñas mentes estuvieran aterrorizadas, por eso cuando llegaba a esta parte, ya estábamos lo suficientemente asustados como para preguntar que hacía después con los pequeños metidos en el saco. Siempre acababamos socorridos por nuestros padres y abuelos al oír nuestros gritos de miedo, le hacían decir a nuestro tío que nos dijera que todas esas historias no eran verdad. Él siempre nos decía lo que ellos querían escuchar, pero en cuanto se volvían a marchar, nos continuaba atemorizando diciéndonos que ellos no lo podían saber porque nunca habían visto a la señora tejedora del desván. Y nos recordaba con mucha malicia que no porque no viésemos las cosas no significaba que no existieran. La verdad es que mi tío es un tipo estupendo, pero le debo muchas pesadillas de pequeño y en este momento con la ayuda de mi imaginación estaba sintiendo un odio muy real hacia él.

Seguí subiendo las escaleras, oyendo ese maldito crujir de madera, como el de una mecedora... mi parte racional no dejaba de decirme que seguramente ese ruido procedería de cualquier otro sitio como el de una ventana mal cerrada, pero mi parte emocional me decía que ese sonido sólo podía proceder de la maldita mecedora.

Mientras continuaba en mi subida, vi algunas fotos actuales y otras más antiguas. Algunas se me hacían conocidas, utilizadas por mis padres y abuelos para contarnos anécdotas de su niñez o su juventud, pero también habían fotos que no recordaba, fotos antiguas, incluso sin color. Supuse que algunas posiblemente serían de cuando mis abuelos eran pequeños o de sus propios padres y abuelos. Y entonces, para agravar mi estado de nervios, vi una foto que me hizo que me diera un vuelco al corazón y me quedará paralizado mirándola tanto tiempo que perdí momentáneamente el sentido del tiempo. Una foto de una señora sentada en una vieja mecedora, con sus agujas en la mano y con un gran hilo con el que estaba tejiendo lo que parecía una gran manta... ¿o sería un saco?.... Otra vez ese maldito ruido de crujir la madera me sacó de mis pensamientos. "No no no, ¡para!" me dije a mí mismo, "ya eres bastante mayorcito como para ser tan asustadizo y e imaginar tantas cosas". Eso es lo que me digo intentando tranquilizarme, mientras decido subir otro escalón más, aunque no dejaba de preguntarme quién demonios sería esa señora y si esa mecedora seguiría en el desván de mis abuelos.

Note que esperaba más tiempo para subir cada peldaño y que mi odio hacia el entretenimiento de mi tío iba aumentando considerablemente. Sentía como el corazón me palpitaba cada vez con más rapidez y con fuerza, hasta el punto en que su sonido se me hacía tan fuerte que a veces el chirrido parecía incluso más leve. A medida que me iba acercando a la puerta del desván el ruido iba haciéndose más y más intenso, estaba claro que ese maldito ruido procedía de allí. 

Justo delante de la puerta me gire levemente y mire hacia las escaleras que acababa de subir pensando en si debería volver a bajarlas, dejar a mi curiosidad con la intriga y darle un respiro a mi pobre corazón, que a esas alturas ya llevaba una velocidad realmente exagerada.

Inspiré con gran fuerza todo el aire que podía y lo espire de forma rápida pensando que eso me daría algo de valor para poner mi mano en el pomo de la puerta, pero en el momento en que fui a apoyarla en el tirador, vi como salía algo de luz del cuarto y que la puerta no estaba totalmente cerrada, así que sólo me quedaba empujar. Volví a respirar con fuerza mientras con el mayor de los temores empuje la puerta con mi puño cerrado. Mientras se iba abriendo empecé a ver el desván muy iluminado, no sólo por la poca luz que ya quedaba del atardecer y que iba entrando por el gran ventanal, sino también porque estaba la luz del techo encendida. Y allí estaba! La dichosa mecedora!... y con alguien meciéndose.... una figura femenina.

- ¡¡Mily!! ¿Que demonios haces aquí arriba? - le grite a mi hermana pequeña, que no sólo estaba sentada en la mecedora sino que por lo que pude ver tenía un gran libro en su regazo.
- Estoy viendo fotos antiguas - me respondió ella.
- ¿Pero quién te ha dado permiso para subir?
- La abuelita.
- Maldita niña tonta, ¿y subes aquí arriba tu sola?
- ¿Y porque no iba a subir yo sola? ni que tuviera miedo a los fantasmas, ¿o tú si lo tienes?
- ¡Cállate! Deja eso y vamos para abajo ya.
- Que gruñón, déjame en paz estoy viendo estas fotos de los abuelos y quiero terminar de verlas.
- He dicho que bajamos ya - mientras me acercaba a ella y le arrebataba el antiguo álbum de fotos de la mano.
- Y yo he dicho que no - dijo ella mientras se levantaba y me quitaba de las manos el álbum.
- Muy bien pues como quieras, ya verás cuando se lo diga a mama - le grite mientras me acercaba de nuevo a la puerta. Al traspasar la misma y darme la vuelta para cerrar, vi como ella ya se había vuelto a subir en la dichosa silla.
- ¡Maldita niña estúpida! - dije mientras iba cerrando la puerta con brusquedad, aunque no cerré lo suficientemente rápido pues pude oírla gritarme - ¡El estúpido eres tú!.

Cerrada la puerta detrás de mí, y de nuevo enfrente de las escaleras, esta vez de bajada, me sentía entre aliviado e increíblemente estúpido. Me dí cuenta de lo mucho que podría volar mi imaginación con una mala historia que me contaron de pequeño. Al fin y al cabo, que mal te puede hacer una señora mayor sentada en una mecedora y con agujas, ¡era rídiculo!, y así es como sentí, ¡rídiculo!. Fuí bajando los escalones con mayor rápidez con las que las había subido, pero al llegar a dónde se localizaba la fotografía de la señora sentada en la mecedora, sentí un calambre frío que recorría mi espalda. No pude evitar volver a mirar esa imagen. Mi corazón volvía a palpitar con rápidez, esta vez no por ningún ruido procedente del desván sino porque sentía que aquella mujer me estaba mirando. Me miraba y además me sonreía, pero no una sonrisa tierna de abuela, sino una de esas que desprenden malicia. Sentí como sus ojos me penetraban hasta alcanzar el más recóndito escondite de mis recuerdos. Me quedé de nuevo paralizado mirandola hasta que una voz en la planta baja mencionaba mi nombre, eso fue lo que me saco del estado de shock en el que me había quedado. Volví a bajar por las escaleras esta vez con la desagradable sensación de que esa instantanea no estaba asi antes, juraría que había cambiado y que ahora la señora estaba fijandose en mi... ¿pero sería otro juego de mi imaginación o habría cambiado realmente?. >>

Bueno, pues esta es mi pequeña "historia". Espero que os haya gustado, o al menos os haya entretenido, y si os interesa seguir leyendo y saber que sucede después, dejadme un comentario.

10 comentarios:

  1. Hola Esti!!! A mi me ha encantado y quiero seguir leyendo...así que ya sabes, a escribir que ya estoy esperando la siguiente entrega.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Muchísimas gracias Yolanda!! A ver si un día me pongo y continuo esta historia. Perdón por responder tan tarde.

      Eliminar
  2. Me encanta, me ha entretenido y quiero seguir leyendo, jajaja. Sigue así!!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Muchísimas gracias Lorena!! Me alegro que te haya entretenido, tendré que ponerme a continuar con la historia jeje. Gracias por tus ánimos y perdona pr responder tan tarde.

      Eliminar
  3. Me gusto!!! tus letras hacen q uno pase un rato muy entretenido, deja q sigan saliendo y disfrutarlas nosotros después.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Muchas gracias Águeda!! Pues espero que las palabras sigan saliendo y que os sigan gustando ;). Disculpa la tardanza en responder.

      Eliminar
  4. Por mí sigue contado más.. como dice Agueda, deja que siga fluyendo las palabras porque se te da genial. Enhorabuena!!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Muchas gracias Sabina!! Espero que la siguiente entrega llegue pronto, desde luego con vuestras palabras motivada si que estoy ;). Perdona la tardanza en responder.

      Eliminar
  5. Enhorabuena guapa, escribes muy bien y con una narrativa explícita y embriagadora, vaya... que mantienes el suspense antes de que el lector pueda adivinar que va a ocurrir en la historia, sigue así, un saludo, me gustó mucho.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Muchísimas gracias Cristina!! Tus palabras me han encantado, muchas gracias por tus ánimos, sobretodo viniendo de una gran escritora como eres tu ;). Espero que me disculpes por tardar tanto en responder.

      Eliminar